Según las personas de más edad del pueblo, Valdevacas fue fundado por pastores trashumantes que, a su paso hacia Soria y Burgos, se adentraron en ‘Valles de Vacas’, dando así origen a las raíces de lo que es hoy Valdevacas. Cuando un vecino tenía varios hijos y a su vez tenía ganado, los hijos de mayor a menor edad, les gustase o no, pasaba de uno a otro el cuidado de las ovejas, hasta que cogían otra edad que les daba paso a otro tipo de tareas. Había vecinos que mediante un ajuste que abarcaba desde el día de San Pedro (29 de junio) hasta la misma fecha del año siguiente, tenían un pastor a sueldo que, por lo general, eran auténticos profesionales. Al ser el rebaño de varios vecinos, los denominaban ‘aparceros’.
Un buen pastor no debe perder la vista del ganado, ir siempre delante del rebaño y lo más cerca posible de donde se encuentre el peligro o zona donde no puede pastar. Cada pueblo es diferente para el pastoreo, ya que los cultivos y arbolado necesitan de una mayor vigilancia que el baldío extenso, pues como he oído muchas veces a los pastores: «Al menos puedo comer sentado».
Hay épocas del año en las que es bonita esta profesión. La primavera, con su verdor o el verano que, cuando el sol aprieta, siempre hay un árbol donde ponerte a la sombra. Pero a parte del otoño y el invierno, con sus aguaceros y ventiscas, sufren el agua en la espalda desde por la mañana hasta por la noche.
El garrote, el zurrón y las albarcas forman parte del atuendo del pastor. Pero además de todo esto, el perro; su fiel amigo. El pastor siempre debe estar atento por si tiene que mandarle cuidar una orilla o mandar el ganado por el camino. «El perro debe estar bien alimentado, pero sin estar muy gordo, pues de estarlo, dice que corra el pastor».
Los cencerros en el ganado también forman parte del adorno de las ovejas y si el pastor es un poco orgulloso, presume de ello. ¿Qué me queda amigo pastor? Pues me quedan muchas cosas que decir. Una quiero grabarla aqui: «tus voces, tus silbidos, el ladrido del perro y el sonido de los cencerros son como notas gramaticales que identifican al pastor y a su ganado».
Para terminar, quiero decir también que cuando el pastor tenía varios aparceros, éstos le daban de merendar en unos días muy señalados como eran ‘el día del esquileo’, el día del Señor’ y el día de ‘San Pedro’. Yo he acompañado muchas veces al pastor en estos días y lo he pasado muy bien; merecía la pena.